La propuesta persigue la integración con el entorno costero. El pequeño edificio se fusiona con el muro de contención existente en la playa de l'Albir. La cubierta, en acero corten, se pliega para generar el espacio interior, mientras que los cerramientos reutilizan la piedra original de los muros de contención. Un generoso hueco acristalado casi imperceptible busca la continuidad del espacio exterior e interior.  En el interior, se adopta un enfoque minimalista con una estantería colgada que enmarca el paisaje, mobiliario que replica la forma de la cubierta y materiales que reflejan la paleta de colores ocres de la playa de l'Albir. La orientación meticulosa y el control térmico, derivados de un detallado análisis solar y la utilización estratégica de las sombras de las palmeras, refuerzan la eficiencia del diseño. El conjunto busca una síntesis equilibrada entre funcionalidad, estética y respeto por el entorno, proporcionando una experiencia armoniosa y estéticamente integrada.